viernes, 8 de octubre de 2010


¿Antisistema?

por Wiliam Ajanel

Me voy a permitir el uso de un ejemplo que, probablemente no es el más apropiado en lo teórico, pero si lo es en un sentido práctico; se trata de una de las normas básicas de seguridad para el manejo de armas de fuego y que reza de la siguiente forma: "Nunca apunte algo que no está dispuesto a destruir"; dicho esto me dispongo a analizar (así con tono de seudo periodista televisivo) el papel de cierto grupo de personas que cobijados bajo el concepto de "antisistemas", aprovechan las revueltas sociales de distinta índole para sembrar terror, odio y pánico entre la gente que según los intereses adquiridos, los ven como héroes o como villanos.


Sin entrar en detalle sobre las posturas ideológicas que dominan a estos determinados grupos (que pueden ir desde lo más "seudo anarquista" hasta los más fascistas posible) voy a referirme directamente a las actitudes que van en contra de toda buena práctica basada en el respeto a los derechos y libertades ajenas, pero sobre todo, al verdadero espíritu de cambio en las vías correctas.

Retomando el ejemplo de no apuntar lo que no se quiere destruir; resulta curiosa la forma en la que se pretende hacer creer por medio de consignas pegajosas y discursos populares, que lo que buscan ciertos grupos de vándalos que se hacen llamar antisistemas (en contra del sistema, en un sentido estricto del término) es realizar un cambio en el status quo o la norma imperante en la población, sea de carácter económico, político, etc. Cuando en realidad lo que buscan, es apuntar a algo que realmente no están dispuestos a "destruir".

En países donde existe un nivel más o menos aceptable de respeto a las instituciones y se goza de libertad de pensamiento y asociación, resulta cuanto menos innecesario manifestar de forma violenta (ojo, que no digo que es malo "manifestarse" dentro de un marco legal y de respeto) y destructiva la disconformidad a eso que llaman "orden establecido" (considero que no hay un orden establecido, más bien una coincidencia de voluntades, pero es tema a parte) por medio de la destrucción de lo superficial, más no de la raíz de todo, que se trata de las ideas y la práctica de ciertos principios que se manifiestan en la sociedad.

Pero nuestro querido "antisistema" violento, recurre al escudo humano, a la tribalización básica para destruir propiedad ajena, para violentar el bien público y privado, para quemar edificios, para robar tiendas, para incendiar parques públicos, para pintar paredes, para golpear desconocidos, para liberar la adrenalina, para acallar su conciencia, para tener un motivo de existencia, para sentirse revolucionario; para cualquier cosa, menos para aportar una solución verdadera a los problemas que dice estar atacando; en un sentido práctico diríamos que, es como el bebé llorón que tira la sopa al suelo que se niega a tomar, sin tener la capacidad de levantarse de su silla para prepararse la comida que realmente quiere comer.

Aunque claro, resulta más sencillo estar en contra de algo en lo cual no se ha participado en lo mínimo para construir, que tomar verdadera conciencia del trabajo realizado e intentar desde el plano de la inteligencia y el trabajo, cambiar aquellas cosas con las cuales no se está de acuerdo; para lo cual, existen instituciones, existe el libre pensamiento, existe la libre asociación y sobre todo, existe la libertad de tomar el destino de uno o varios individuos y encaminarlo hacia un mejor lugar, actividades que requieren, por supuesto, de mucho trabajo, inversión de todo tipo de bienes y mucha paciencia.

Con esto no pretendo minimizar el esfuerzo de gente que manifiesta su inconformismo al sistema; lo que si considero necesario bajo toda perspectiva, es dar el siguiente paso, no ser un antisistema de ocasión o alguien que simplemente busca una excusa para violentar lo ajeno; es dar el siguiente paso, es buscar vivir de lo que se cree y no de lo que se odia; no imagino a un "antisistema" con el rostro cubierto en protesta y prendiendo fuego a un vehículo un día y al otro día encerrado en el cubículo de la aseguradora que pagará dicho vehículo.

Podrán argumentar, en un intento de desvirtuar el tema sobre la violencia innecesaria, que a diferencia de los grandes medios, gobiernos o partidos políticos, los individuos se ven en desventaja a la hora de tratar de promover sus ideales o sus discursos particulares; pero no olvidemos que cualquier corporación, del tamaño que sea o pretenda parecer, se compone de la admisión y la voluntad de millones de individuos, la diferencia radica en que hay quienes invierten tiempo en promover sus ideas, mientras existe mucho inconforme nominal, pero que está lejos de atreverse a cambiar la realidad en la cual no desea vivir.

Para finalizar, no resta más que decir que cualquier buen empleado puede ser un buen antisistema; si algún día este decide absorber la experiencia y emplearla para hacer las cosas como lo considera correcto; un músico puede ser un buen antisistema, si utiliza su habilidad para encaminar sus esfuerzos en cambiar el mainstream que aborrece, un maestro, un abogado, un pintor, un barrendero; casi cualquier persona que es capaz de pensar y poseer una habilidad, es capaz de ser un antisistema mucho más efectivo que los que violentan, queman, destruyen, gritan, pero no hacen realmente nada sustancial para cambiar la realidad.

¿Qué clase de antisistema te gustaría ser?


Un saludo

miércoles, 2 de junio de 2010


Después de la tormenta... viene el oportunismo

por Wiliam Ajanel

Guatemala ha sufrido el paso de una tormenta desvastadora, el paso de Agatha; como corresponde a la situación de un país particularmente pobre y con muchas deficiencias en distintas áreas, pero principalmente el de la seguridad y prevención. No entraremos en detalle sobre el tema de por qué la gente decide arriesgar la integridad de los suyos a falta de mejores oportunidades; tampoco del accionar menguado de las autoridades para preveer y que como siempre "hacen lo que pueden"; no vamos a hablar tampoco de esos héroes anónimos que merecen nuestro respeto por su labor desinteresada, en ayuda al prójimo y el necesitado.

Ante la adversidad y la desgracia de miles de familias que lo perdieron todo, lo último que se podría esperar de las autoridades del gobierno de turno, es la forma en que mezquina y flagrantemente se hace uso y abuso de la desgracia de miles de personas para "mejorar" e impulsar la imagen pública y política de aquellos que pretenden algún puesto en el gobierno o darse a conocer en "su" labor pública desde las instituciones estatales. Autoridades que recorren el país entero prometiendo el cielo y la tierra, a quienes en su desgracia, todo lo ven con esperanza e ilusión.

Autoridades que ante su incompetencia para preveer que los desastres naturales acaben con vidas inocentes, no tienen más remedio que ir por todo lo largo y ancho del país visitando refugios y saludando a cuanto desafortunado ser vivo que a su paso encuentren; rodeados de cámaras y periodistas, dando palabras de "aliento" a quienes todo lo han perdido.

Pero como bien dicen muchos, siempre hay que ver el lado positivo; en esta caso en particular, para los gobernantes y sus intereses oscuros de promover candidaturas y una agenda política que busca aprovechar la oportunidad y la desgracia para impulsar sus programas seudo sociales; eso si, pagados con los impuestos de cada uno de los guatemaltecos honrados. Pero lejos de hacer su trabajo de manera humilde y desinteresada; estos políticos aprovechan el trabajo de miles de personas honradas para posicionar sus planes de marketing corporativo y pulbicidad estatal.

Que si es momento de ser solidarios; por supuesto que lo sabemos ¿qué clase de monstruos creen que somos para quedarnos parados y ver como nuestros hermanos se hunden en la desgracia? ¿cuál es la necesidad entonces de manejar esa publicidad, quasi propaganda estatal para hacernos ver el maravilloso trabajo que hace el gobierno de "solidaridad"; olvidan que fueron electos para esos fines particulares y no para que les aplaudamos cada vez que intentan parecer unos super héroes.

Desde mi ignorancia me encantaría saber, por ejemplo ¿cuánto dinero cuesta movilizar burócratas y funcionarios por todo el país? ¿sería mejor invertir esos recursos en movilizar gente que realmente puede ayudar a los daminificados?.

Pero la pedrada no va sólamente para los funcionarios y los políticos oportunistas; también me encantaría apuntar hacia los medios y su siempre insufrible sensacionalismo; lamentablemente muchas personas no distinguen esa línea delgada entre la información y el amarillismo. Mientras algunos medios se esfuerzan por llevar la información, otros sencillamente hacen lo de siempre, aprovechar el amarillismo y el morbo para generar rating y ser populares. Mi desprecio para tales prácticas también.

Por último y no menos importante; las aves carroñeras, que pasadas las desgracias buscan acuerdos y negocios de dudosa honorabilidad con el estado, contatistas que lejos de ver esto como una desgracia, ahora mismo están frotando sus manos y moviendo sus influencias para ver cómo conseguir más agua para su molino.

Siento ser muy mal pensado y paranoíco si quieren; pero lamentablemente, esta no será la primera ni la última vez en que: "después de la tormenta... viene el oportunismo"


Un saludo

miércoles, 26 de mayo de 2010


Clase media

por Wiliam Ajanel

Abrazas el progreso, tímidamente cobijado por tu modesto patrimonio; del cual aún debes la mitad al banco y la otra mitad, ya está comprometida. Pero te alegras, sabiendo que el día de mañana te subirás a tu vehículo (que también debes) rumbo a ese empleo que de momento te da esa sensación de seguridad; no tienes las cosas muy claras, pero te esfuerzas y trabajas por salir de tus compromisos.

Te permites sentir compasión de aquel vecino que a tu parecer es más desafortunado, más pobre y miserable; te lamentas de la condición de los que osas llamar "pobres" y hasta consideras tu condición ventajosa; porque tienes oportunidades, porque tu futuro parece estar próximo a recibir en sus puertas al éxito.

Pero no te alegras del todo, porque aunque no eres miserable, tampoco eres lo suficientemente acomodado como para dejar tus males necesarios y emprender un camino más soñador; anhelas conocer el mundo, comprar la casa de tus sueños, salir de tus deudas, ayudar a tu prójimo. Sueñas lo imposible de camino a casa, sonríes y sabes que a lo mejor tendrás tu oportunidad, pero aún esperas por ello.

Te preocupa la situación, lees las noticias, te lamentas del crimen y las injusticias, sales a la calle y frecuentas los mismos lugares, de alguna manera has creado una especie de ruta lógica; porque así está la cosa, porque conoces tus límites. Hablas con tus amigos y colegas sobre tu próxima adquisición; presumes las buenas notas de tus hijos, a los cuales prometiste un viaje a la playa que has tenido que ir posponiendo. Y entonces llega el fin de semana y te encuentras en tu pequeño imperio; un sofá de cuero que te regalaron el día de tu boda, el televisor gigante que compraste a plazos, un refrigerador lleno de comida y unas cuantas horas para recobrar tu ánimo mientras eres hipnotizado por el televisor.

Te molesta el calificativo de "clase trabajadora", pero sabes que no eres un señor acaudalado; en las noticias no hablan sobre ti; porque si no se trata de un miserable que murió de hambre, hablan sobre el nuevo hombre más rico del planeta; porque te ilusiona verte reflejado en las historias que cuentan las películas y las telenovelas, pero al final sabes que esos finales felices, rara vez ocurren con personas como tú; intentas ser trascendental, pero te topas con las facturas de fin de mes y la educación de tus hijos.

Sueñas grande, querido clase media; haces lo correcto y trabajas porque si no lo haces tu ¿entonces quién lo hará por ti? te encaminas hacia tus sueños juveniles y de vez en cuando te apasiona retomar tu perfil artístico; pero queda poco tiempo para esos deleites; mientras el adolescente que un día sorprendiste con cigarrillos en sus bolsillos, resulta que ahora es un todo un "señor" y que ahora sabe más que tú del mundo, pero que ignora mucho sobre la vida; anhelas con el alma que no sea otro clase media más, pero hiciste lo posible, cumpliste con tu tarea, envejeciste y diste todo por cumplir tus sueños y, de paso los de alguien más.

No lamentas lo realizado, aprendiste de lo vivido y lloraste lo perdido; sólo fuiste responsable, quizá no muy trascendental pero si apasionado, de pronto te das cuenta que en lo que se te fue la vida, te llenaste de compromisos pero también de personas que sin importar tus límites, representabas la figura de alguien con poder, con capacidad de resolver pequeños y grandes problemas. Se te fue la vida pero no fuiste mediocre, porque entendiste que tu esfuerzo no carecía de honestidad y buenas intenciones, hiciste lo correcto y lo hiciste bien, estimado clase media.


Un saludo

miércoles, 19 de mayo de 2010


Izquierda y derecha; un juego de niños

por Wiliam Ajanel

Hace poco tiempo pensaba que tales conceptos políticos vistos de manera conceptual podían ser profundos y bastante serios; como si acaso nuestra sociedad no hubiese avanzado lo suficiente como para superarse en esta rivalidad ideológica y política. Pero pasados los años y viendo el actuar de las distintas agrupaciones y manifestaciones políticas en el entorno de las naciones; especialmente las latinoamericanas, me he dado cuenta que tanto una como otra viven de la confrontación, la demagogia y el populismo característico de nuestros países tercermundistas y para no dar más explicación sobre el tema me bastó esta humilde expresión gráfica que encierra una verdad que parece un juego de niños, pero que en verdad duele.


A mi también me interesa cuándo será el turno del pobre "pueblito" de poder tomar parte del juego en un papel distinto al que le ha tocado; sabiendo que cuando me refiero a pueblo no me refiero a una parte de él, ni a un grupo en específico que se ha autonombrado "pueblo", me refiero a todos los individuos que conforman la sociedad y que merecen ser respetados como personas pensantes y con voluntad, que también pueden tomar parte del "juego" y apoyarse en las expresiones democráticas que se supone, lo deberían soportar y apoyar.

Un saludo

lunes, 17 de mayo de 2010


Le point d'ironie; la forma gráfica de la ironía

por Wiliam Ajanel

Su uso puede ser justificado aún más cuando el colectivo por medio del cual nos expresamos puede no entender las intenciones de nuestras palabras; acuñado en el siglo XIX por el poeta francés Alcanter de Brahms; éste signo resulta la representación gráfica de la ironía.


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Fuente de referencia

jueves, 13 de mayo de 2010


Diagrama del "éxito" periodístico

por Wiliam Ajanel

No es noticia que un gran porcentaje de los medios "informativos" están plagados de trabajo seudo periodístico para cumplir con sus cuotas diarias de violencia, morbo y tragedia. Intentar entender como resulta de exitosa esa mezcla descarada de amarillismo e información puede no resultar muy sencillo; después de todo estamos hablando de gente que aunque carezca de un sentido particular de ética, es muy profesional y conocedora de las debilidades sociales en cuanto a material mediático se refiere.

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El diagrama pretende en cierto modo entender cómo se logra una mezcla adecuada para tener a miles de individuos pendientes de la dosis diaria de tragedia y morbo que nos venden los medios, especialmente los seudo noticiarios informativos. Obviamente al ser una visión particular existen elementos que pueden no coincidir en situaciones particulares, pero lamentablemente, esta es una realidad a la cual muchos sencillamente son indiferentes, mientras que otros le sacan el mejor provecho.


Un saludo

martes, 11 de mayo de 2010


El evangelio según San Dawkins

por Wiliam Ajanel



Una pequeña parodia para los amigos "ateos".



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viernes, 7 de mayo de 2010


Querido reality show:

por Wiliam Ajanel

No pienses que te desprecio por ser un simple energúmeno o detractor de la modas, aunque sólo ese hecho me alienta a no aceptarte cómodamente como parte de mi vida y de mi consumo individual. Claro que no te desprecio por el simple motivo de intentar engañar mi sentido común y mofarte de la sobria inteligencia que la vida me dio. No es porque me hagas parecer un tipo ingenuo y falto de criterio para darme cuenta de que lo que haces no es más que aprovecharte de ese juego de palabras para divertirte con el rating y esas cosas. Sinceramente, podría pasar por alto todas esas cosas anteriores y pensar que no existen tales motivaciones en tu proceder; pero me encuentro con esto que haces que si me hace aborrecerte:

Me parece indignante que, a pesar de presumir tus dotes de realismo e intentar que nos interesemos por los asuntos que como a humanos nos afligen a diario; no seas más que la copia de un mal guión de telenovela; donde finalmente se pierde toda esencia individual y se procede a inyectarle a la sociedad una dósis mortífera de hipocrecía y falsedad; lo lamento pero fallaste a tu cometido, convertiste gente común y corriente en parásitos del protagonismo y comidilla de cuarentonas y adolescentes emocionalmente inestables. Te desprecio por esto, pero no es de gratis.

Me ofende que intentes venderme tragedia y dolor ajeno; preferiría quedarme con el ya clásico "placement" publicitario de marcas y nombres populares, porque finalmente no son más que eso, productos inertes y carentes de ánimo y sentimientos; no se suponía que fuesen los humanos los que terminaran convertidos en esos productos plásticos, inertes, vacíos y desechables. No lograste tu objetivo, los humanos son cada vez menos eso y más lo que pretendes vendernos.

Me produce nauseas pensar que lo que se suponía que mostarías era el lado humano y simple de las personas; quienes al final no hicieron más que pretender parecerse a los personajes de películas y revistas que tan hastiados nos tenían ya, multiplicaste la vanidad de los mortales y los convertiste en títeres del morbo mediático y comercial.

Me indigna que en nombre de la mejor de la intenciones, pretendas vendernos esa idea de apoyo al talento oculto, a la gente necesitada, a los problemas de los individuos; pero en el fondo todos sabemos que sólo deseas llenar tu cuota necesaria de rating y engordar billeteras de productores y patrocinadores, utilizar humanos como animales de circo para luego desecharlos y en el peor de los casos convertirlos en la comidilla de tu pariente, el "periodismo del corazón".

Pero más pena me da dejar este legado a mis hijos, a las futuras generaciones, me avergüenza pensar que un día uno de esos pequeños me mire con duda en su rostro y me pregunte ¿Por qué? ¿Qué explicación he de darle a un alma inocente de tan perversas y retorcidas intenciones?

Ten por seguro que celebraré el día que te extingas por completo; cuando por fin esa máquina de vender morbo y tragedia haya colapasado por completo, o bien me atreva pensar en la quimera de que se haya logrado superar y adaptarse a los tiempos y las exigencias de un público más refinado y con sentido común.

Si alguna vez te di un poco de crédito, perdoname por tan grave error, te aseguro que nunca más te dare el beneficio de la duda, sencillamente estás podrido y es iluso querer rescatarte; adiós a la oportunidad, rompemos lasos fraternales que quizá nunca existieron, te deseo lo peor y que encuentres el fracaso en el agujero oscuro que tu mismo creaste.

Me despido sin ningún tipo de desconsuelo o tristeza.

Te desprecio.

Att. La parte de mi generación que aún tiene criterio




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jueves, 6 de mayo de 2010


Guía fácil para el uso de la tecla "Bloq Mayús"

por Wiliam Ajanel

No, esta vez no es una clase sobre gramática y el uso de las mayúsculas; es un simple recordatorio para quienes navegan por la web y olvidan desactivar la famosa tecla "Bloq Mayús". Especialmente para comentaristas asiduos que en su afán de ser leídos abusan de las mayúsculas y de nuestra vista.


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Un cordial saludo

viernes, 30 de abril de 2010


Cuando la estabilidad nos vuelve mediocres

por Wiliam Ajanel

¿Cuántas veces escuchaste este clásico consejo? Hijo, ve a la escuela, aprende cosas nuevas, hazte un hombre de provecho, consigue un buen empleo y hazte de una familia. Probablemente fue un padre, una madre, un tío o un abuelo, quienes con la mejor de las intenciones te hacían ver lo que en determinado momento se llegó a considerar como "el fin del hombre en la sociedad". Desde pequeños nos esforzamos para convertirnos en los mejores de todo, porque eso hacía feliz a nuestra madre y a nuestra familia; porque si un día volvías con malas calificaciones te sentías derrotado e indigno de los esfuerzos de tus padres. Aprendimos a sobresalir y ser tomados en cuenta, a recibir honores y aplausos. Aprendimos que la seguridad y la estabilidad era el fin máximo de tu carrera en la vida, que las tribulaciones juveniles eran pasajeras y que debías enfocarte en ser mejor. Nos enseñaron a buscar la seguridad, evitar los riesgos y crear ambientes estables que protegieran nuestra integridad y la de los nuestros. ¿Pero es realmente la estabilidad el éxito de nuestras vidas como individuos?

Recuerdo que de pequeño, tuve la gran ilusión de convertirme en un gran ciclista, de esos que se veían en la televisión atravesando naciones enteras y recorriendo a gran velocidad las carreteras que se llenaban de colores alegres con sus peculiares uniformes; pero en realidad este deseo debía comenzar con algo tan básico como aprender a manejar; quizá tenía 6 o 7 años[un poco grande ya] cuando decidí que era momento de aprender a manejar una bicicleta y como era de esperarse, las clases iniciales se llevaron a cabo en la calle del frente de mi casa en una de esas bicicletas que traían llantitas auxiliares en la parte de atrás. Todo comenzaba a parecerme más emocionante en tanto que podía controlar mejor, pero finalmente, me vi ante la imperiosa necesidad de deshacerme de aquellas rueditas auxiliares que si bien eran útiles hasta ese momento, no me permitirían desarrollar otro tipo de hablilidades.

No recuerdo cuantas veces volvía casa con el pantalón roto, un codo raspado o una mano lastimada; definitivamente mi empeño en querer aprender me hizo perder el miedo de afrontar esas situaciones de evidente riesgo; recuerdo que después de eso me compraron una linda bicicleta de montaña, la cual después de un tiempo de utilizarla y movilizarme en ella, llegó al punto de aburrirme y pasó a formar una parte más de las cosas que emprendía con ilusión pero que al final, resultaba acostumbrándome a ellas como "algo más" dentro de mi vida. Hoy en día no soy un famoso ciclista, de hecho, estoy lejos de ser siquiera uno regular o aficionado; sedentarismo le llaman creo.

Sin duda alguna, todos anhelamos convertirnos en diferentes tipos de personas en distintas etapas de nuestras vidas; algunos sueñan con ser profesionales, otros empresarios, algunos artistas y por ahí alguno que sueña con vivir en una montaña cazando animales para sobrevivir; todos sueños válidos y respetables. La ilusión que nos aborda al inicio de toda carrera pronto se va convirtiendo en rutina, nos acostumbrarmos a que indiferentemente de nuestro empeño, las cosas siempre estarán ahí y nos apegamos a la idea de que siempre hay oportunidades y ese es nuestro consuelo. Iniciamos carreras que en su momento llegan a generar momentos de oportunidad, pero que luego abandonamos porque evitamos las situaciones de riesgo, porque tememos perder nuestra estabilidad y nos confunde no tener las cosas bajo control y así se pierden las oportunidades en el tiempo; seguimos siendo los mismos de siempre. Mediocres.

Aprendimos que no es necesario exponerse al fracaso si de nuestra parte está el no arriesgarnos, así fueron muriendo miles de ideas, miles de emprendedores y miles de genios que aceptaron el hecho de que quizá no iba a funcionar lo que se proponían.

¡Anda hombre! colocate en una empresa que eso de ser independiente es muy arriesgado; no estudies esa carrera porque no hay futuro en ello; no pierdas tu tiempo con ese oficio que está tan saturado.

Y así fuimos construyendo nuestra burbuja de estabilidad y autocomplacencia; nos quedamos en el inicio de una carrera a la cual nos acostumbramos y se nos olvidó que había una meta a la cual llegar, porque eso de ser soñadores es de adolescentes y tarde o temprano teníamos que "madurar". Aprendimos a matar nuestras propias ilusiones con dosis de realismo y largas jornadas laborales, colaborando a construir el sueño de alguien más pero menos el nuestro, porque al final ¿de qué valen los sueños sin un plato de comida, techo y un par de prendas?

Antes de apestar a extracto de libro de autosuperación, sólo me gustaría remarcar esas cosas que quedaron en el recoveco más oscuro de nuestros recuerdos y ver si aún podemos desenpolvarlos y darles vida; todos esos proyectos que por la supuesta falta de tiempo, la falta de recursos o las pocas ganas de arriesgarse se fueron a la basura, esperando que nos aburramos de nuestra misma estabilidad y ser tomados en cuenta con la misma emoción con la que un día les trajimos a la mente. Y si en el peor de los casos no es algo a lo que estemos acostumbrados, intentemos ver el mundo más allá de nuestras rutinas y nuestra estabilidad, estabilidad laboral, sentimental, física, etc.

Despertar los sueños que un día tuvimos es como recuperar nuestro primer amor en cierta forma, porque dimos inicio a alguna idea que se perdió en las miles de ocupaciones; como la vez que nos enamoramos perdidamente de esa persona y con el pasar de los años, lamentablemente, nos acostumbramos a ella, a tenerla al lado, a saber que sin importar lo que hiciéramos, siempre volverá a nosotros y dejamos de tener esos detalles que nos hicieron excepcioinales en su momento; hasta que un día nos damos cuenta de que la seguridad y la estabilidad tampoco existen, que todo es un riesgo y que probablemente perdimos el tiempo acumulando un montón de compromisos con los que nos sentíamos más seguros pero al final, resultaron ser tan frágiles como cualquier riesgo que dejamos pasar en la vida.

Está bien echar mano de oportunidades a largo plazo y mejorar nuestra calidad de vida, está bien buscar una estabilidad laboral o sentimental, pero recordemos, existe una cantidad considerable de riesgo en que nuestra carrera se convierta en nuestro fin y no en nuestro medio; así pues, cuestionémonos de vez en cuando ¿Es esto lo que quiero? o ¿Es esto lo que necesito?


Un saludo

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jueves, 22 de abril de 2010


El pujante "fanateísmo"

por Wiliam Ajanel

Primero paso a disculparme por tan atrevida adulteración lingüística. A continuación, pasamos a lo que la curiosidad despertó en mi mente, al observar como un fenómeno social en pleno desarrollo y crecimiento, que está formando actitudes y puntos de vista, tanto en las generaciones más nuevas, como en quienes llevan ya unos años moviéndose en el tema del ateísmo.


Tiempo atrás, en distintos momentos de la historia, se pudo observar como grandes intelectuales de la ciencia, la filosofía y el arte, eran movidos hacia un estado de total negación sobre la existencia de algún poder supremo o deidad. Desde Nietszche, pasando por Marx, cada uno de éstos personajes, altamente reconocidos por sus transgresoras ideologías y pensamientos, lograron posicionarse de manera tal que, multitudes hoy en día se dan a la tarea de reproducir las famosas consignas que los convirtieron en iconos de una corriente de pensamiento.

Una particularidad [no exclusiva de personajes como los anteriormente citados] de muchos de los que se iniciaron dentro de esta manera de ver la vida, sin dioses, sin dogmas y sin ataduras intelectuales, es el hecho de que a pesar de ser totalmente incrédulos en cuanto a aspectos religiosos, suelen [¿o solían?] ser personas de fuertes convicciones e intelectualmente seguros, tanto así, que en su mayoría, se tomaban como referentes de lo que en verdad significaba el "libre pensamiento". Los ejemplos abundarían y no es precisamente una reseña histórica sobre figuras del ateísmo histórico y contemporáneo.

El problema ocurre, cuando en el curso normal de toda idea que se popularice, ésta tienda a desvirtuarse y en cierto modo dogmatizarse. ¿Sugiero acaso que el ateísmo pueda estarse convirtiendo en lo que tanto ataca, es decir, en un dogma? Definitivamente, en el sentido estricto de la palabra no, ya que si eso ocurriese el ateísmo pasaría a ser cualquier cosa, menos lo que conceptualmente entendemos como ateísmo; sin embargo, en el sentido práctico de la palabra, probablemente nunca nos habíamos encontrado frente a una manifestación tan fuerte de esta forma de pensar, especialmente para quienes vivimos en sociedades medianamente conservadores y dominadas por la religión, sea cual sea el credo. Por eso resulta curioso observar a cada uno de los individuos e incluso organizaciones que se empeñan en llevar el mensaje del ateísmo hacia los demás.

Sorprende, que en ocasiones las actitudes de quienes se hacen llamar ateístas o ateos, presuman de una superioridad moral e intelectual frente a cualquier manifestación ideológica que no vaya acorde a sus creencias [o sus no creencias en, este caso particular]; y en muchas ocasiones, reflejan actitudes apasionadas, dignas de cualquier religioso fanático. Sugiero que probablemente las motivaciones de dichos individuos, estén más cercanas a un resentimiento social, simple rebeldía quizá y hasta la misma moda intelectual; pero lejos de eso una convicción real y consciente de lo que se piensa.

Es importante entonces, poner especial atención sobre las ideas que dominan el pensamiento ateísta; no se puede negar la fuerte influencia de los medios en este punto; ya que un paso lógico diríamos, de gente que tiene mucho más acceso a la información, le lleva a cuestionarse sobre el mundo y las cosas que lo rodean, hasta que finalmente llega a ese pleno entendimiendo y razonamiento de que no existe tal cosa como un "dios". Pero ¿Cuántos de los que hoy en día se autoproclaman ateístas o ateos pueden defender con criterio propio su postura? lo que nos lleva a otra cuestión importante que sería ¿Son importantes las convicciones cuando se trata de ateísmo o sencillamente es una condición natural en la persona que un día despertó intelectualmente sobre el asunto de las creencias?

Promover el ateísmo es una tarea totalmente libre; apoyar el laicismo en el estado y la vida social también es una libertad que debería competerle a cualquier individuo que decide abrazar dichas formas de pensamiento [de hecho existen creyentes y religiosos que apoyan el laicismo sin necesidad de ser ateos, tema para otro día] lo que me parece que no es correcto, al menos dentro del ámbito del desarrollo ateísta como pensamiento, es que se intente promover equivocadamente, una especie de pensamiento único o una simple moda intelectual, que no dista mucho en ocasiones del actuar de los mismos fanáticos religiosos de toda la vida; el punto central sería: llevar al individuo a cuestionarse realmente sobre sus convicciones y primeramente aprender si las tenemos o no.

Me parece justo reflexionar sobre estos asuntos, ya que independientemente de las creencias de cada individuo, es importante en primer lugar aprender a definirlas como tales, luego abrazar nuevamente el criterio propio para que seamos nosotros mismos quienes nos definamos como personas, y no alguien más, aún cuando simpaticemos con ciertas ideologías o formas de pensar; lo importante es pues, darse la oportunidad de crecer hacia afuera, entender el mundo bajo nuestros propios puntos de vista y defenderlos en tanto que nos parezcan válidos y correctos.

Finalmente creo que todo también parte de una cuestión de actitud, pero tengo cierta percepción sobre esa tendencia de algunos ateos que predican un ateísmo intolerante y arrogante en cierto modo, convirtiéndose en una especie de apóstoles o discípulos del ateísmo y especialmente de ciertas figuras reconocidas en la sociedad actual.

Libertad de pensamiento si, pero no arrogancia e intolerancia intelectual.


Un saludo.


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martes, 20 de abril de 2010


Así funciona el razonamiento circular

por Wiliam Ajanel

El razonamiento circular se puede definir desde distintos puntos de vista y bajo un profundo análisis intelectual; pero no encontré mejor manera que esta imagen para explicar cómo funciona y por qué funciona.


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Espero que haya sido útil, la idea la tomé de una imagen en inglés que encontré navegando, lamentablemente no se la fuente o página original pero dejo el enlace.


Un saludo

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viernes, 16 de abril de 2010


¿Ideas propias? No gracias, prefiero las ajenas

por Wiliam Ajanel

Debo reconocer que una de mis grandes debilidades, es esa tendencia a aferrarme apasionadamente a ideas ajenas en esa búsqueda constante de un enriquecimiento intelectual; el problema viene cuando dicha práctica se convierte en un fanatismo irracional, quasi religioso, contraproducente sobremanera, que lejos de alimentarnos del conocimiento general, nos nubla la vista y nos convierte en una especie de loros repetidores que no hacen más que echar mano de discursos prefabricados que nos brindan una sensacion de seguridad emocional y que acalla ese miedo a sentirnos ignorantes.

Puede que llegue el momento en el que nos sintamos cercanos a una forma de pensar o hacer las cosas; lo cual no quiere decir que tengamos que rechazar nuestra autonomía intelectual y rendirnos en cuerpo y alma a una tesis, credo o ideología. Lo interesante de las ideas y las formas de pensar, consiste precisamente en esa capacidad evolutiva del pensamiento y la capacidad de interpretar el mundo desde nuestra propia perspectiva y forma de ver el mundo; pero pareciera que en ocasiones nos avergüenza darnos a conocer como personas independientes y buscamos apoyarnos en ideas que al parecer, con el tiempo han logrado posicionarse como "sólidas".

Para darle una forma esta especie de alineación intelectual diríamos que, por ejemplo: existen por lo menos dos lineas de pensamiento dentro de alguna corriente intelectual, sea de carácter político, económico, religioso o cultural. Al momento entonces, de tratar enriquecernos de todo aquello que llama nuestra atención, vamos relacionando ideas y postulados que se convierten en "nuestra" visión de la vida y posteriormente, por una asociación lógica de ideas llegamos a determinar que "nuestra" forma de pensar se acerca y en ocasiones se sitúa dentro de corrientes filosóficas desarrolladas; llámese: ecologismo, minimalismo, socialismo, capitalismo, estatismo, liberalismo, etc.

Seguidamente, al vernos situados dentro de una corriente filosófica, encontramos riqueza intelectual desarrollada por grandes pensadores, pero que al final de cuentas no hicieron más que promover sus propias ideas respecto a las filosofías; es entonces cuando nos encontramos en peligro de bloqueo intelectual creativo y nos dedicamos a fabricar un enorme muro, donde cada ladrillo significa un pensamiento ajeno y una visión particular de la vida que por temor a no sentirnos frágiles, ponemos uno sobre otro hasta crear una sólida pared ideológica, impermiable y totalmente impenetrable de otros puntos de vista, aún cuando estos sean de nuestra propia autoría o sencillamente, riñan con el pensamiento convencinal que decidimos abrazar.

El conocimiento de las distintas filosofías y pensamientos que dominan la sociedad, son ampliamente enriquecedores, pero luego de abrazar la ideología se corre el segundo peligro, que no es menor que el primero y consiste en aprender lo suficiente sobre una ideología y pensamiento como para estancarnos y desarrollar estructuras circulares que nos tornan en seres intolerantes y muy complacidos de "nuestras" ideas, que en realidad, tan sólo las hicimos nuestras y son de alguien más.

La invitación, en este sentido particular, no es cerrarnos por completo a las ideas ajenas, pero ¿Qué tal si dejamos la puerta siempre abierta hacia formas de pensar no convencionales y diversas? Y en especial, dejar abierta la puerta hacia el desarrollo de nuestros propios pensamientos, sean estos correctos o no, al final, serán sólo nuestros pensamientos y la garantía de que efectivamente, existe la libertad de pensamiento y la capacidad de análisis individual; no sentirme avergonzado de postular el "wilianismo", o el "manuelismo", el "carmenismo" etc.

Está bien ilustrarse sobre aquellos pensadores que salieron de lo común y marcaron una diferencia sustancial en la historia de la humanidad; pero seguramente, muchos de estos personajes a pesar de haber estudiado con empeño las ideas de sus maestros y mentores, tuvieron la capacidad de desarrollarse individualmente como intelectuales y dieron ese paso hacia la diferenciación ideológica.

Puede sonar pretencioso que imaginemos convertirnos en los próximos Sócrates, en los próximos Darwin's, en los próximos Rand's, en los próximos Einstein's o en los próximos Orwell's; pero es necesario atreverse a salir al mundo en nombre de lo que somos y no tanto en lo que nos dicen que somos por medio de otras ideas y otros pensamientos.



Un saludo

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jueves, 15 de abril de 2010


"Luchar por los pobres"

por Wiliam Ajanel

Desde una temprana edad, despertó interés en mi persona ver como las multitudes eran movidas en torno a personajes de la política y líderes que ejercían cierta influencia en el pueblo, y desde que tengo memoria, no hubo político alguno que no prometió "luchar por los pobres" o "defender a las clases más desprotegidas". Provengo de una familia pobre, en términos económicos, gente que progresó trabajando e ingeniándoselas para salir adelante, y hasta donde recuerdo, nunca dependimos de la misericordia estatal o de las limosnas de algún político bonachón. Desde pequeño pues, me enseñaron el valor del trabajo y la responsabilidad y que no era correcto esperar que alguien más solucionara nuestros problemas.


No dominaba la jerga política y desconocía algunos términos, pero desde que aprendí lo que significa la demagogia y el populismo, cada vez me quedan más claras algunas cosas, en especial cuando en pleno siglo XXI, se siguen escuchando los mismos discursos, más aún en países como el mío, donde el potencial populista marcado por la pobreza es considerable.

Lo que muchos de estos políticos desconocen o intentan ignorar, es el hecho de que a diferencia de ellos, los pobres en la práctica no necesitan de ellos para poder vivir; no existe consigna más pretenciosa y ridícula que una persona, que en la mayoría de los casos está lejos de saber y experimentar en carne propia lo que es la pobreza, tenga la capacidad de hacer algo por aquellos que a diario salen a trabajar para ganarse lo que comen y darle a su familia algo con lo cual sobrevivir.

"Luchar por los pobres" dicen ellos, pero lo que olvidan esque esos pobres que les brindan un discurso y un trabajo, se levantan desde muy temprano a emprender labores que en la mayoría de los casos implican un esfuezo físico sobre humano, muchas horas de esfuerzo y una paga que deja mucho que desear.

Y así se inventan cientos de programas estatales de "ayuda" a los pobres, que cuando mucho logran aliviar problemas superficiales y que en el largo plazo, vuelven a dejar en el mismo lugar a "sus pobres". En esa lucha por los pobres se montan gigantescas organizaciones burocráticas que en efecto, logran sacar de la "pobreza" a unos cuantos familiares y amigos de los directores de dichos programas de ayuda; sin mencionar el costo político que tiene para futuras elecciones y el posicionamiento que se logra en base a supuestas ayudas.

Luchar por los pobres le llaman a llegar en automóvil de último modelo y con guardaespaldas [que lo pagan esos otros pobres de los que nadie habla pero que todo mundo conoce; esa clase media, que de media sólo tiene la cantidad de dinero que reciben mes a mes] y sentarse en su cómodo sillón de cuero a repasar "reportes" y progresos de sus ingeniosos planes de ayuda social, mientras en su portátil de último modelo revisan las agraciadas cadenas de mails que les envían sus colegas para echarse unas risas.

Luchar por los pobres le llaman a fotografiarse de vez en cuando con algún niño semi desnutrido, tomándolo con cuidado para no contaminarse de su desagradable olor o mancharse de ve tu a saber que fluído corporal; sonreir hipócritamente y correr de nuevo a la 4x4 mientras en su casa le esperan con un suculento plato de comida, y a ese niño lo espera un plato de frijoles que con suerte logró preparar la oficiosa madre de familia.

La lucha por los pobres es pues, ese escudo con el que muchos oportunistas intentan obtener un caudal nada modesto de ingresos y beneficios, a cambio de darle a unas dos o tres personas esa sensación de ayuda y compromiso social; afortunadamente la gente que realmente desea progresar lo hacer a pesar de estos personajes y se encausa en una pequeña, pero nada despreciable lucha diaria que les deja una enorme satisfacción y la consciencia tranquila.

Los pobres no quieren limosnas o misericordia de los funcionarios; tan sólo necesitan que se les de un trato justo y tener las mismas oportunidades que tienen los demás; pero eso no hace un buen discurso o un buen "plan de gobierno"; no es una idea que venda, por más que la repitan e intenten hacernos creer que así sucede.

Que pretenciosa esa gente que piensa que los pobres necesitan de ellos, cuando en verdad, ocurre todo lo contrario.

Un saludo



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martes, 6 de abril de 2010


Cómo deberían etiquetar los "alimentos"

por Wiliam Ajanel

Definitivamente una de las características de las generaciones más recientes es el alto consumo de alimentos empaquetados y de dudosa salubridad. No puedo negar que me encanta consumir todos esos productos en sus cajas tan bonitas y apetitosamente diseñadas, pero luego me topo con las ya clásicas etiquetas de información nutricional o nutrimental, donde se entra a una especie de dimensión desconocida con cantidades y porcentajes que tardamos menos en obviarlos que en llevarnos nuestros exquisitos alimentos empaquetados a casa.

Así pues, a manera de parodia humorística, me he dado a la tarea de hacer la siguiente imagen de cómo deberían etiquetar ciertos alimentos para que nos enteremos mejor y no nos vean la cara de "tontos".

[Click sobre la imagen para agrandar]

Obviamente las cosas serían más sencillas si nos dijeran en lenguaje terrestre los riesgos que tiene ingerir ciertos alimentos.


Un saludo

domingo, 21 de marzo de 2010


Ni campañas masivas; agencias lujosas o chicas semidesnudas: La mejor publicidad "no se compra"

por Wiliam Ajanel

La publicidad tal y como la conocemos ahora, no es más que el fruto de una especie de revolución mediática que modificó nuestra actitud frente a los distintos productos y servicios que nos ofrece el mercado. Hace décadas e incluso siglos, era difícil pensar en todo el soporte gráfico y audiovisual que hoy en día utilizan las grandes corporaciones a nivel mundial para movilizar su idea particular de un bien. Pero aunque la innovación tecnológica e informática también ha traído consigo nuevas formas de proyectarse a un "target" o público meta; no se puede menospreciar la invaluable y poco reconocida labor publicitaria que realizan los propios clientes; la siempre fidedigna y humilde "publicidad de boca a boca".



Sorprende ver la cantidad de ideas que se mueven en torno a la generación de un promocional o corto publicitario; la capacidad creativa que se deriva de éste fenómeno que intenta llegar a las masas y tocar la fibra más sensible del público meta o clientes potenciales; pero aunque por un tiempo se logre impresionar a las multitudes por medio de un mensaje subversivo y una que otra manipulación astuta; no hay cosa peor para una institución que un cliente decepcionado.

Y es que, sin duda alguna, una de las mayores influencias para el acercamiento de un individuo hacia determinada marca, producto o idea, es precisamente la idea que una persona de confianza tenga sobre un determinado bien; precisamente por esa percepción de poca fiabilidad que se obtiene de los medios y aunque en muchas ocasiones tengamos asumido que la publicidad está demasiado fuera del alcance de la lógica y la verdad, siempre buscamos el apoyo "emocional" y la aprobación confidencial de una persona y no tanto de un anuncio de radio, televisión o una revista. De ésta última cuenta la imperiosa necesidad de utilizar figuras públicas en un porcentaje considerable de anuncios publicitarios, ya que según un razonamiento un tanto pobre pero bastante efectivo "las personas famosas deben tener un buen criterio".

La cuestión sería ¿exactamente qué tipo de influencia queremos tener sobre los clientes respecto a la publicidad boca a boca? Si partimos de la idea principal y básica de que la publicidad boca a boca no es más que trasladar información sobre un bien de manera espontánea e informal, entonces comprenderemos lo sencillo que resulta en un sentido, obtener la aprobación y la buena opinión de un cliente, sencillamente atendiendo a sus demandas y brindar un servicio satisfactorio; sería irresponsable suscribirnos tan sólo a ésta idea del éxito sobre una venta o un servicio prestado, es necesario atender también a cuestiones como el entorno del consumo y el momento en el que se sucitó la compra, pero si sólo pusiésemos atención a lo importante que es brindar una buena atención, comprenderíamos que no sólo estamos dando un servicio o vendiendo un producto, estamos fortaleciendo o destruyendo la percepción del lugar donde nos encontramos. Estamos invirtiendo en buena o mala publicidad, implícitamente.

¿Por qué pues, no apostar por lo básico y lo sencillo? Obviamente una campaña masiva tiene un impacto bastante fuerte, especialmente en el posicionamienteo (es decir, el lugar que ocupa cierta marca o producto en la mente del consumidor) pero no así fidelidad y acercamiento a los beneficios de un producto, ya que como lo decíá un compañero mío: "el papel todo lo aguanta", con lo que da a entender que un anuncio puede hablar maravillas de un producto, pero difícilmente podrá tener tanto poder en la intención de compra de una persona como la tiene un amigo, familiar o conocido.

Esto sin caer en el cada vez más frecuente conflicto de intereses, como el que presentan ciertas prácticas mercadológicas que "premian" a la persona por referir un determinado producto o servicio, promoviendo con esto, una actitud condicionada y poco objetiva que desvirtúa el buen nombre de la publicidad de boca a boca. Nada más efectivo que la creación de clientes incondicionales, que en cualquier momento hablarán del buen servicio de aquel bar de la esquina, del jabón de marca equis, de la zapatería tal y de los caramelos ye.

Obviamente no se puede negar el impacto de la publicidad tradicional y masiva en la conducta de los consumidores, en cambio si se puede cuestionar la honestidad y veracidad con la que se pretende trasladar dicha información en los medios; hecho que seguramente nos empujará a ser cada vez más cuidadosos y volver a tiempos de antaño, donde sin interés alguno o patrocinio de dudosa objetividad, eran los mismos individuos los que ponían en una balanza la calidad de lo bienes que consumían.

¿Estaremos preparados para dar un paso hacia de des-publicidad masiva e intentar de nuevo el boca a boca?



Un saludo


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miércoles, 17 de marzo de 2010


Insúltame, desvía la atención, habla mal de mi familia y de mi perro; pero aún así... estás equivocado

por Wiliam Ajanel

El insulto y la descalifición; esos grandes forjadores de la opinión pública e individual ¿Qué sería de aquellos grandes oradores y líderes de opinión si no existiesen las mentiras, los insultos, los eufemismos y cosas a las cuales culpar de nuestra incompetencia? El arte de mentir trae consigo una variedad de atributos que conjugados, manifiestan el espíritu pintoresco de la hipocrecía y el error.

Durante siglos, nos hemos refinado en el arte de descalificar a los individuos en vez de razonar con ellos; no es extraño que tan arraigada costumbre pretenda instituirse en el ámbito social a través de los medios y la comunicación social. Porque ya no extraña que al escuchar a aquel pretencioso político demagogo, detectemos ciertas ínfulas de auto proclamada superioridad moral frente a sus adversarios. No escandaliza que seudo líderes sociales y mediáticos al verse acorralados por su ineptitud, no tengan más recurso que lanzarse al cuello ajeno para chupar las venas de una mala reputación y así parecer menos equivocados y malos que los demás.

¿Desde cuando aceptar los errores pasó de ser una virtud a una muestra de inferioridad y escasez mental? Pero lejos de brindarnos una oportunidad de mejorar como humanos, dichos errores nos acorralan y en nuestra desesperación, corremos ofuscados hacia las falacias y la desacreditación personal; no sea que sorprendidos, nos veamos como unos completos ignorantes e inferiores.

Una lógica enfermiza se desprende del hecho de no aceptar nuestras fallas; porque cuando éramos niños, si nos equivocábamos "estábamos aprendiendo" pero de adultos no podemos darnos el lujo de quedar mal delante de la gente; evidenciarnos como eternos ignorantes de una u otra rama del conocimiento no es una opción para nuestros extraordinarios intereses de protagonismo, hipocrecía o falta de humildad.

¿Pero qué peligro hay en acostumbrarnos a solucionar nuestras diferencias con insultos y descalificaciones? Sencillamente que nunca llegaremos a un razonamiento lógico, las ideas morirán y con ellas las buenas prácticas en la sociedad; no sorprende pues que sea tan sencillo que los medios y las figuras públicas nos puedan [o al menos eso pretendan] pintar una realidad de cartón, de plástico inflamable frente a la mínima expresión de lógica y verdad.

Cada vez resulta más complicado darse a la tarea de enfrentarse, o simplemente ignorar a quienes insisten en resolver las diferencias intelectuales al abrigo de las mentiras y las descalificaciones personales; al final será una tarea que se de por perdida si decidimos hacernos parte de esa cultura del engaño, o puede que llegue el día en que podamos sentirnos libres de opinar en base a un razonamiento lógico, sin temor a ser señalados o descalificados de entrada como si se tratase de un campo minado, que en cualquier momento nos hace tropezar con nuestra reputación o nuestras creencias y volar en mil pedazos sin oportunidad alguna de proponer una idea por buena o mala que ésta sea.

Mientras cualquiera de esas dos cosas ocurre, podemos seguir en la lucha de intentar razonar las opiniones y discutir sanamente, sería un error apartarse del camino de la discusión y el diálogo; uno de los grandes logros de la civilización, pero no para convertirlo en una especie de circo donde exponer sin razón la integridad de los individuos, que al final, son todos pasajeros y de corta duración; no así las ideas que prevalecen en el tiempo y se convierten en modos de vida y práctica en vidas y sociedades enteras.

Podemos convservar la clase, ser sobrios, equivocarnos cuantas veces sea necesario; podemos invertir horas y media vida si es necesario, en intentar llegar a acuerdos lógicos y dar un lugar privilegiado a la inteligencia, y con esto ir más allá de lo que aún hemos logrado como humanidad, como sociedad y como individuos; no así si seguimos contemplando las descalificación y la mentira como modo de práctica en las comunicaciones interpersonales; comprender que lo que hace una persona o un país, no justifica que los demás lo hagan; comprender que una reputació no invalida la capacidad motriz de un individuo; entender que al señalar las deficiencias de los demás, no nos hace mejores personas; y finalmente, abandonar esa pretención de superioridad moral e intelectual que tanto daño ha hecho a la humanidad.



Un saludo


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¿Para qué argumentar? Cuando podemos descalificar...


viernes, 12 de marzo de 2010


El 'lujo' de formarse intelectualmente

por Wiliam Ajanel

Un amigo me dijo un día: "para ser introspectivo necesitamos una barriga llena y unos cuantos billetes en el banco". Y puede que ésa sea la principal excusa de porqué la mayoría de las personas no se toman el tiempo necesario, o una mínima consideración para su formación intelectual.

Sin importar al ámbito profesional o educativo en el que nos encontremos, la formación intelectual nunca será del todo prescindible, como podría serlo desentenderse de los medios y el consumismo por ejemplo. Sin embargo necesitamos cubrir aspectos de suma prioridad en nuestra vida cotidiana que generalmente abarcan la mayor parte de nuestro tiempo y nuestros recursos.

No está de más considerar que mientras algunos contamos con la fortuna de tener una mayor posibilidad de acceso a la información [me refiero a quienes gozamos del beneficio de acceso ilimitado a internet] pero que lejos de ser una oportunidad, para muchos tan sólo representa una debilidad o un tropiezo que degenera en mero entretenimiento o procrastinación; tal y como sucede en el mundo real, donde podemos elegir entre utilizar los medios como una herramienta de información, eduación y desarrollo, o bien utilizarlos como un medio de ocio y cultura popular.

Elegir entre leer, ver o escuchar temas de apoyo a nuestro crecimiento intelectual se vuelve una tarea más o menos tediosa, no existe placer en sentarse a leer algún buen libro, mirar un documental informativo o como mínimo ver las noticias; son tareas relegadas a un grupo específico de gente aburrida y sin vida social.

Por el contrario, el trabajo y la diversión suponen actividades de una alta prioridad para la mayoría de las personas, y en el caso de los estudios, no queda tiempo para educarse en ramas alternativas o no relacionadas a nuestra formación académica; el cabal nos libre de "perder el tiempo" en aprender cosas por las cuales no pagan, o que sencillamente no valdrán la pena para mejorarnos como profesionales.

Ni la pobreza, ni la opulencia son excusas para no interesarse en aprender, de la vida, de los demás, de la sabiduría, de la ciencia, de cocina, de arte, de música, de literatura, de albañilería. Ningún ser humano puede aislarse lo suficiente de la sociedad y el mundo como para no tener necesidad de informarse y aprender de los demás; la cultura es pues, una fuente de conocimiento que nos permite conocernos a nosotros mismos y a los demás. En palabras sencillas: ampliar nuestra burbuja intelectual.

Menciono burbuja, porque no se puede ser tan pretencioso como para darse el lujo de prescindir de rama alguna del conocimiento o menospreciar las expresiones ajenas, por una falsa intelectualidad o una arrogancia moral. Nadie es lo suficientemente ignorante como para no crear un interés personal en formarse intelectualmente; como tampoco nadie es lo suficientemente adinerado como para necesitar del arte y el conocimiento de los demás.

Definitivamente, es una responsabilidad cumplir con los compromisos de la sociedad que requieren trabajo, disciplina y orden; pero nada de esto nos puede apartar de elegir un momento en el día para intentar entender nuestro entorno y ser más capaces de interpretar la vida más allá de nuestros prejuicios y nuestra desidia intelectual.

Sea notorio entonces, que cuando hablamos de el lujo de formarse intelectualmente, no sobrevaloramos una práctica tan noble y necesaria, sino más bien interpretamos la caída considerable que tiene la formación intelectual en la escala de prioridades de la mayor parte de la sociedad. Si realmente deseamos un futuro mejor, tanto para nosotros como para las próximas generaciones, no podemos permitirnos el lujo de prescindir de la formación intelectual más allá de la eduación formalizada y los compromisos laborales; en cierto modo esto sería dejar en manos de gente más astuta, la influencia de la formación de carácter en la sociedad ¿realmente ése es el futuro de la sociedad?

Finalmente, todos los individuos tienen intereses individuales y pasiones humanas que los hacen ir más allá de su conocimiento y explorar nuevos horizontes, un buen incentivo es acompañar a dichos individuos en ése excitante viaje, en vez de soltar las clásicas frases como: "eso no vale la pena" o "que tanto tiempo libre tienes para entretenerte"



Un saludo.

Imagen vía

viernes, 5 de marzo de 2010


Si hiciste esto, viviste los 90's

por Wiliam Ajanel [Imagenes enlazadas]


Soy poco dado a hacer listas y recopilaciones; normalmente internet está plagado de cosas como ésas. Pero me despertó el interés por comparar vivencias y datos comunes de una generación que vivió una de las décadas que más ha marcado el inicio de una revolución mediática y una transición bastante fuerte de estilos de vida y estética. Así que; si has si has hecho, vestido, escuchado o vivido de alguna de las siguientes imagenes, eres de mi generación, la generación "Why?"

Si sabes quien este señor, o te tiraste tardes enteras tarareando o cantando Smells Like Teen Spirit; tu debes ser de los 90's.


Si esta película rara te robó tardes enteras y en el fondo sabías que había algo distinto de esta caricatura/película; tu descubriste la animación por computadora en los 90's.

Si te reíste tarde tras tarde con las ocurrencias de los hermanos Warner; si, tu también eres de los 90's.

Si te acabaste a golpes la consola de videojuegos con los juegos de Neo-Geo y "topaste" las pantallas y te sentiste campeón; tu viviste intensamente los 90's.


Si tu primer contacto con la tecnología y la informática fue con éste sistema operativo [suponiendo que no eras un friki precoz]; tu también colaboraste a la fortuna de Bill Gates desde los 90's


Si fuiste testigo de este suceso y aunque no lo comprendías muy bien, en el fondo sabías que era algo bueno; tu iniciaste una década con un mundo diferente en los 90's.
Si todavía recuerdas haberle borrado uno de estos a tu mamá para grabar encima las canciones de la radio y escucharlas en el walkman de tu hermano; amigo si, eres de los 90's.

Si suplicaste e hiciste hasta lo imposible por obtener una de éstas, seguramente tu suplicaste en los 90's.


Si te enamoraste perdidamente del personaje Kelly Kapowsky [si, la chica de azul] y logras identificar a la mayoría de personajes en esta foto; tu también eres de los 90's.


Si al ver esta imagen te recuerdas de un sonido particular que hacía éste animalito y de cierta canción de Michael Jackson; amigo, tu también eres de los 90's.




Si por espacio de uno o dos meses tuviste pesadillas tras haber visto a este horrible payaso; amigo, tu sufriste en los 90's.

Si más de una vez tus padres te llamaron la atención por ver a estos personajes amarillos tan "maleducados" e irreverentes; tu sabes que eres de los 90's.



Si tuviste, tienes o deseaste tener y coleccionar los famosos "tazos", amigo tu eres de los 90's.



Si alguna vez tu o tus hermanos mayores se sintieron atraídos física, emocional y visualmente con estas chicas o chicos y hasta intentaste inútilmente vestirte como uno de ellos; definitivamente fuiste de los 90's.

Si tu mente alucinó con estos personajes e incluso llegaste a golpear a un amiguito o hermano pequeño por jugar a los Power Rangers; tu también sufriste los 90's.

Seguramente existen más manifestaciones de lo que ocurrió en ésa época que muchos recuerdan con nostalgia, y otros no tanto. Pero por el momento es lo que logro recordar. Deja tu experiencia y comparte tus íconos de nuestra generación.


Un saludo.


Nota: Todas las imagenes están enlazadas directamente a sus fuentes originales o de referencia.