viernes, 12 de marzo de 2010


El 'lujo' de formarse intelectualmente

por Wiliam Ajanel

Un amigo me dijo un día: "para ser introspectivo necesitamos una barriga llena y unos cuantos billetes en el banco". Y puede que ésa sea la principal excusa de porqué la mayoría de las personas no se toman el tiempo necesario, o una mínima consideración para su formación intelectual.

Sin importar al ámbito profesional o educativo en el que nos encontremos, la formación intelectual nunca será del todo prescindible, como podría serlo desentenderse de los medios y el consumismo por ejemplo. Sin embargo necesitamos cubrir aspectos de suma prioridad en nuestra vida cotidiana que generalmente abarcan la mayor parte de nuestro tiempo y nuestros recursos.

No está de más considerar que mientras algunos contamos con la fortuna de tener una mayor posibilidad de acceso a la información [me refiero a quienes gozamos del beneficio de acceso ilimitado a internet] pero que lejos de ser una oportunidad, para muchos tan sólo representa una debilidad o un tropiezo que degenera en mero entretenimiento o procrastinación; tal y como sucede en el mundo real, donde podemos elegir entre utilizar los medios como una herramienta de información, eduación y desarrollo, o bien utilizarlos como un medio de ocio y cultura popular.

Elegir entre leer, ver o escuchar temas de apoyo a nuestro crecimiento intelectual se vuelve una tarea más o menos tediosa, no existe placer en sentarse a leer algún buen libro, mirar un documental informativo o como mínimo ver las noticias; son tareas relegadas a un grupo específico de gente aburrida y sin vida social.

Por el contrario, el trabajo y la diversión suponen actividades de una alta prioridad para la mayoría de las personas, y en el caso de los estudios, no queda tiempo para educarse en ramas alternativas o no relacionadas a nuestra formación académica; el cabal nos libre de "perder el tiempo" en aprender cosas por las cuales no pagan, o que sencillamente no valdrán la pena para mejorarnos como profesionales.

Ni la pobreza, ni la opulencia son excusas para no interesarse en aprender, de la vida, de los demás, de la sabiduría, de la ciencia, de cocina, de arte, de música, de literatura, de albañilería. Ningún ser humano puede aislarse lo suficiente de la sociedad y el mundo como para no tener necesidad de informarse y aprender de los demás; la cultura es pues, una fuente de conocimiento que nos permite conocernos a nosotros mismos y a los demás. En palabras sencillas: ampliar nuestra burbuja intelectual.

Menciono burbuja, porque no se puede ser tan pretencioso como para darse el lujo de prescindir de rama alguna del conocimiento o menospreciar las expresiones ajenas, por una falsa intelectualidad o una arrogancia moral. Nadie es lo suficientemente ignorante como para no crear un interés personal en formarse intelectualmente; como tampoco nadie es lo suficientemente adinerado como para necesitar del arte y el conocimiento de los demás.

Definitivamente, es una responsabilidad cumplir con los compromisos de la sociedad que requieren trabajo, disciplina y orden; pero nada de esto nos puede apartar de elegir un momento en el día para intentar entender nuestro entorno y ser más capaces de interpretar la vida más allá de nuestros prejuicios y nuestra desidia intelectual.

Sea notorio entonces, que cuando hablamos de el lujo de formarse intelectualmente, no sobrevaloramos una práctica tan noble y necesaria, sino más bien interpretamos la caída considerable que tiene la formación intelectual en la escala de prioridades de la mayor parte de la sociedad. Si realmente deseamos un futuro mejor, tanto para nosotros como para las próximas generaciones, no podemos permitirnos el lujo de prescindir de la formación intelectual más allá de la eduación formalizada y los compromisos laborales; en cierto modo esto sería dejar en manos de gente más astuta, la influencia de la formación de carácter en la sociedad ¿realmente ése es el futuro de la sociedad?

Finalmente, todos los individuos tienen intereses individuales y pasiones humanas que los hacen ir más allá de su conocimiento y explorar nuevos horizontes, un buen incentivo es acompañar a dichos individuos en ése excitante viaje, en vez de soltar las clásicas frases como: "eso no vale la pena" o "que tanto tiempo libre tienes para entretenerte"



Un saludo.

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