por Wiliam Ajanel
"No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo"; es una de las frases más elocuentes y dignas que falsamente se le atribuyen al filósofo francés, François Marie Arouet, mejor conocido como Voltaire. Sin duda alguna esta sola frase, encierra en sí, uno de los principios y derechos más básicos y necesarios para una sociedad civilizada y desarrollada intelectualmente: La libertad de expresión.
Lamentablemente este concepto se ha banalizado, y en ocasiones se ha utilizado para fines poco honorables, sin embargo la libertad de expresión, más allá de ser un derecho reconocido por la Declaración Universal de Derechos Humanos, es un modo de vida que puede y debería trascender por medio de nuestras actitudes, en vez de desaprobar y descalificar todo aquel argumento que vaya en contra de nuestros principios y creencias.
Es natural que encontremos ciertas prácticas que riñan contra las buenas costumbres y el buen gusto, pero a pesar de ello, la postura más correcta [y más difícil por cierto] es señalar las deficiencias sin desatender a los argumentos u objeciones que interpongan otros individuos frente a nuestras posturas, todo siempre en nombre de la libertad.
Digo esto porque en muchas ocasiones me encuentro con personas muy cerradas en su manera de actuar y dirigirse hacia los demás, existe una oposición tremenda hacia cualquier ideología que contraste con la propia,y es ahí cuando suele caerse en una limitación intelectual y cultural. Obviamente tenemos que atender siempre a los preceptos que delimiten la capacidad de hacer señalamientos sin caer en las infamias o argumentaciones inválidas, pero esto sólo se logrará el día en que todos tengamos la libertad de expresarnos sin temor a ser castigados, humillados o censurados por nuestras creencias.
El ejercicio de la libre expresión nos llevará a ampliar nuestros horizontes intelectuales y culturales, enseñándonos entre muchas cosas, lo que no debe hacerse por ejemplo. Una de las formas más recomendables para conocer hasta donde uno puede caer en una falta de tolerancia y abuso contra la libertad de los demás es utilizar foros, debates, y espacios de opinión abiertos en casi todos los medios, especialmente en internet por la interacción que esta provee a sus usuarios.
Exponer nuestra inconformidad y opiniones contribuye también a contrastar realidades y percepciones entre los individuos de las mismas sociedades, me parece un ejercicio perfecto para aportar ideas que sirvan para mejora nuestras situaciones; pero resulta una tristeza ver como muchos, encapsulados en sus ideales y teorías, agreden de distintos modos a sus semejantes por pensar diferente.
La gente puede si, estar equivocada, pero eso tampoco nos facilita el derecho de agredirles o limitar su derecho a expresar sus inconformidades, la práctica de la objeción y el desacuerdo no tiene por qué ser necesariamente mala, entre una multitud de ideas, algunas erróneas, otras útiles, se puede siempre constituir una armonía en la cual podamos compartir como seres civilizados ypensantes.
La anécdota: Un familiar que es miembro activo de una congregación religiosa, asiste a un instituto que ellos mismos han creado para preparar y enseñar a sus próximos líderes, me comentaba que muchas personas de otras denominaciones han querido ingresar al instituto con motivo de prepararse también y obtener algún grado de conocimiento, pero la respuesta del instituto es simple: Si no eres de nuestra congregación y credo, simplemente no entras, esto según para no caer en el riesgo de falsas doctrinas (?). Dos observaciones: Indiferentemente de que sea una situación religiosa, me parece ya de entrada una manera un tanto infantil de crear pseudo-élites que carecen de opinión y debate, es decir: No se enseña, se dicta. Y por último, si se goza de tener o creer tener una verdad absoluta ¿Por qué no compartirla con los demás? Si tal fuera el caso, sería muy envidioso de parte del instituto no aceptar a personas de otras denominaciones (?) [ojo que digo denominaciones, básicamente a la que me refería eran de la misma creencia, solo diferían en cuestiones "doctrinales"]
Un saludo y recordemos que, aunque no estemos de acuerdo, siempre es sano objetar.
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