viernes, 16 de abril de 2010


¿Ideas propias? No gracias, prefiero las ajenas

por Wiliam Ajanel

Debo reconocer que una de mis grandes debilidades, es esa tendencia a aferrarme apasionadamente a ideas ajenas en esa búsqueda constante de un enriquecimiento intelectual; el problema viene cuando dicha práctica se convierte en un fanatismo irracional, quasi religioso, contraproducente sobremanera, que lejos de alimentarnos del conocimiento general, nos nubla la vista y nos convierte en una especie de loros repetidores que no hacen más que echar mano de discursos prefabricados que nos brindan una sensacion de seguridad emocional y que acalla ese miedo a sentirnos ignorantes.

Puede que llegue el momento en el que nos sintamos cercanos a una forma de pensar o hacer las cosas; lo cual no quiere decir que tengamos que rechazar nuestra autonomía intelectual y rendirnos en cuerpo y alma a una tesis, credo o ideología. Lo interesante de las ideas y las formas de pensar, consiste precisamente en esa capacidad evolutiva del pensamiento y la capacidad de interpretar el mundo desde nuestra propia perspectiva y forma de ver el mundo; pero pareciera que en ocasiones nos avergüenza darnos a conocer como personas independientes y buscamos apoyarnos en ideas que al parecer, con el tiempo han logrado posicionarse como "sólidas".

Para darle una forma esta especie de alineación intelectual diríamos que, por ejemplo: existen por lo menos dos lineas de pensamiento dentro de alguna corriente intelectual, sea de carácter político, económico, religioso o cultural. Al momento entonces, de tratar enriquecernos de todo aquello que llama nuestra atención, vamos relacionando ideas y postulados que se convierten en "nuestra" visión de la vida y posteriormente, por una asociación lógica de ideas llegamos a determinar que "nuestra" forma de pensar se acerca y en ocasiones se sitúa dentro de corrientes filosóficas desarrolladas; llámese: ecologismo, minimalismo, socialismo, capitalismo, estatismo, liberalismo, etc.

Seguidamente, al vernos situados dentro de una corriente filosófica, encontramos riqueza intelectual desarrollada por grandes pensadores, pero que al final de cuentas no hicieron más que promover sus propias ideas respecto a las filosofías; es entonces cuando nos encontramos en peligro de bloqueo intelectual creativo y nos dedicamos a fabricar un enorme muro, donde cada ladrillo significa un pensamiento ajeno y una visión particular de la vida que por temor a no sentirnos frágiles, ponemos uno sobre otro hasta crear una sólida pared ideológica, impermiable y totalmente impenetrable de otros puntos de vista, aún cuando estos sean de nuestra propia autoría o sencillamente, riñan con el pensamiento convencinal que decidimos abrazar.

El conocimiento de las distintas filosofías y pensamientos que dominan la sociedad, son ampliamente enriquecedores, pero luego de abrazar la ideología se corre el segundo peligro, que no es menor que el primero y consiste en aprender lo suficiente sobre una ideología y pensamiento como para estancarnos y desarrollar estructuras circulares que nos tornan en seres intolerantes y muy complacidos de "nuestras" ideas, que en realidad, tan sólo las hicimos nuestras y son de alguien más.

La invitación, en este sentido particular, no es cerrarnos por completo a las ideas ajenas, pero ¿Qué tal si dejamos la puerta siempre abierta hacia formas de pensar no convencionales y diversas? Y en especial, dejar abierta la puerta hacia el desarrollo de nuestros propios pensamientos, sean estos correctos o no, al final, serán sólo nuestros pensamientos y la garantía de que efectivamente, existe la libertad de pensamiento y la capacidad de análisis individual; no sentirme avergonzado de postular el "wilianismo", o el "manuelismo", el "carmenismo" etc.

Está bien ilustrarse sobre aquellos pensadores que salieron de lo común y marcaron una diferencia sustancial en la historia de la humanidad; pero seguramente, muchos de estos personajes a pesar de haber estudiado con empeño las ideas de sus maestros y mentores, tuvieron la capacidad de desarrollarse individualmente como intelectuales y dieron ese paso hacia la diferenciación ideológica.

Puede sonar pretencioso que imaginemos convertirnos en los próximos Sócrates, en los próximos Darwin's, en los próximos Rand's, en los próximos Einstein's o en los próximos Orwell's; pero es necesario atreverse a salir al mundo en nombre de lo que somos y no tanto en lo que nos dicen que somos por medio de otras ideas y otros pensamientos.



Un saludo

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Eclecticismo: creando sociedades diversas e intelectuales

3 comentarios:

  1. Muy interesante lo que piensas. Y me permití hacer un comentario, a mi estilo, en uno de mis blogs: http://anarquismominimalista.blogspot.com/2010/05/enriquecerse-con-las-ideas-no.html

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  2. @C. Brigantinus Barbatus

    Gracias por tu comentario; soy de las personas que piensa que las cosas se pueden solucionar y ampliar desde las ideas, pero sin que falte el criterio propio; un ejercicio intelectual necesario para el crecimiento de la sociedad y principalmente de nosotros como individuos.

    Un saludo

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  3. El "criterio propio" es importante, pero no es condición suficiente para acertar. Se necesita además una combinación apropiada de "principios", tanto lógicos como éticos, y de intuición para leer entre líneas.
    Y aquí es dónde empiezan las divergencias serias; por lo tanto se necesita otro elemento esencial para poder pensar: la tolerancia. Capacidad para aguantar ideas que parecen absurdas, crueles o estúpidas, tratando de "ver" en ellas a que estados reales responden; de si son puramente indiosincráticas o pertenecen a un colectivo afectado; de si tienen futuro o están condenadas por como, de verdad, "funcionan las cosas" ("una bella teoría violada por un banda de hechos gamberros").
    Es difícil elaborar a priori las condiciones necesarias para pensar correctamente. Resulta algo más fácil entender por qué, en cambio, se falla al pensar.

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