lunes, 6 de julio de 2009


El placebo de la libertad

por Wiliam Ajanel

Resulta grato a los sentidos sabernos seres libres y respetados, saber que la condición humana de la libertad se puede garantizar por medio de la justicia y el derecho. Y es lo que la mayoría de los gobiernos y políticos nos hacen creer, cuando en sus articulados discursos alaban al pueblo y su soberanía, sabiendo que es tan sólo cuestión de tiempo y suficientes votos llegar al tan anhelado poder, donde la nauseabunda avaricia y afán de poder sobrepasan el mínimo interés de garantizarnos una verdadera libertad, reemplazándola por una idea vaga de libertad, que nos da la sensación de poder, una ridícula cápsula llena de nada que día a día ingerimos, nuestro precioso placebo de libertad.


Disfrazada de urna y papeletas nos dicen que es ahí donde nuestro derecho y libertad de elección se hacen patentes, como si un par de rayas sobre un rostro desconocido con mirada confundida nos entregara la facultad y el verdadero poder de una elección, de un ejercicio de libertad.

Elegimos y listo, somos libres de nuevo, o al menos es la sensación que nos queda luego de una sagrada votación, y volvemos a ser los de antes, los que a falta de amor y mínimo celo por la verdadera libertad, nos conformamos con ver pasar gobiernos y más gobiernos que gustan del oportunismo, la demagogia y el abuso de poder, privándonos aún de la verdadera libertad, y entregándonos a cambio pequeñas concesiones que llenan de una espontánea alegría nuestros corazones, como el perrito aquel, que es engañado con un hueso de plástico, pero que igual lo entretiene mientras se entera de la realidad.

Y ellos [los gobernantes, los políticos, los medios tradicionales, la gente con influencia, etc] nos dicen lo que tenemos que ver, lo que podemos ingerir, lo que debemos leer, lo que debemos escuchar y lo que debemos estudiar, eso si en una gama extensa para no darnos ni la mínima señal de totalitarismo y continuar con su incansable labor de dirigir el destino y los recursos de millones de personas que sencillamente "nos adaptamos" a la estructura política del líder en turno, del hombre iluminado que llevará hacia adelante a toda una generación, y del círculo de filántropos que gozan de facultades insospechadas para nosotros los simples mortales.

Tenemos libertad si, pero sólo donde esa libertad no interfiera los intereses de aquellos que podrían ver afectados sus bolsillos, sus organizaciones o sus movimientos "sociales", quienes en representación de el pueblo se autoproclaman héroes, y van y vienen abrazando niños y ancianos, como muestra de su indudable afecto hacia los menos afortunados, a quienes sencillamente nos toca que trabajar, producir y procurarnos un progreso, pero claro somos libres.

Soy libre de trabajar, pero que no se confunda mi concepto de libertad con mi intolerable inclinación egoísta hacia mi progreso individual, que mis rentas y el fruto de mi trabajo no se conviertan en razón para olvidarme de aquellos héroes que día a día detrás de un escritorio "trabajan" arduamente por venderme esa idea de libertad tan necesaria para mi.

Soy libre de elegir la escuela o el colegio de mis hijos, pero que no se me olvide que detrás de ese regalo tan grande que es la educación existe todo un sindicato preocupado por mejorar mi país, aunque eso represente que se realicen huelgas extendidas que desatienden la educación de toda una nación, pero que buscan mejorar las condiciones de estos grandes mártires del siglo XXI.

Soy libre de compartir mi cultura por la red, pero que no se me olvide que existen personas sin ningún interés económico detrás de cada organización en defensa de los derechos de autores, que deben y merecen vivir del éxito espontáneo de una melodía o un par de hojas, que son cultura, pero que no se deben manchar con mi grotesco deseo de compartir aquel arte que me parece admirable, pero que tal admiración no es suficiente para cubrir el humilde y modesto estilo de vida de tantas estrellas exitosas y las organizaciones que las representan.

Y así, soy libre lo reconozco y me llena de placer pensar en ello, esta sensación de saber que gente incompetente está en total libertad de elegir lo que es bueno o malo para mi me sabe delicioso, porque en definitiva ni tu ni yo estamos provistos de la suficiente inteligencia o sabiduría para elegir lo correcto, seguramente nuestra inclinación egoísta hacia lo individual echará a perder los planes de aquellos que lejos de garantizarnos una verdadera libertad, nos venden esta ilusión, este producto genérico, que lo encuentras en cualquier farmacia o medio de comunicación, pero que por momentos, nos da esta sensación tan parecida a la libertad. El placebo de la libertad

Un saludo


Imagen vía

3 comentarios:

  1. Entiendo el post, es una reflexión sobre los límites de la libertad o las libertades que creemos tener pero que no tenemos.

    Uno de los puntos que tocaste es el de la información. Hoy más que nunca la situación ha cambiado tanto que los medios no pueden imponernos su visión de mundo.

    El crimen de Rosenberg y el golpe en Honduras son grandes ejemplo de cómo lo ciudadanos podemos organizarnos para interactuar con la información y luchar contra una visión de mundo impuesta.

    Crear opinión ya no es privilegio de unos pocos.

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  2. Exacto. Los políticos son los encargados de LIMITAR nuestras libertades.
    Hay una frase de Truman bastante buena: "La libertad es el derecho de escoger a las personas que tendrán la obligación de limitárnosla". Bastante reveladora de cómo piensan los políticos.

    Un saludo

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  3. LA libertad se supone es lo mas anhelado por muchos y malgastado por otros, cada elección de lideres políticos se convierte en una subasta de de mercado, todos somos lo mejor del mundo y harían cualquier cosa por nosotros, desde seguridad hasta alimentos, nadie se va a preocupar por el que no conoce a menos que sea puro y santo, ósea no existe, la libertad es un derecho que todos tenemos, cada quien sabe que hace con ella.

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