miércoles, 30 de septiembre de 2009


La generación "aprendí a pasar de la publicidad"

por Wiliam Ajanel

Como si se tratara de una mutación genética, muchos de los que a diario consumimos información, entretenimiento y diversión a través de los medios de comunicación, hemos ido desarrollando impresionantes habilidades para "pasar" de la publicidad, en cualquiera de sus formas y expresiones. Es tan normal encontarte a tu sobrinito de 5, 7, 10 años manipulando los controles remotos, ejerciendo su inconsciente derecho de libre elección y auto enseñándose a no soportar el abusivo y abrumador bombardeo publicitario.

Sin duda alguna, el bombardeo publicitario tradicional sigue siendo efectivo, de otra manera no insitirían tanto en crearnos la expectativa con los famosos "cortos comerciales" o "nuestros queridos anunciantes" entre programa y programa. Sin embargo me gustaría hacer consciencia sobre el desgaste y la pesadez que genera la publicidad cuando ésta se promueve de forma desproporcionada y sensacionalista.

Cada vez son menos los anuncios que logran generar algún tipo de interés entre el público, sin mencionar las ya gastadísimas estrategias del amarillismo, el doble sentido, el exhibicinismo sexual, las estafas médicas, las recetas para adelgazar, entre otras; que en conjunto han creado, o van creando en nosotros un mecanismo automático que nos advierte, sobre el estar o no dispuestos a tolerar largas horas o espacios de publicidad, sencillamente cambiamos de canal, de estación de radio, de página de la prensa, y hoy en día, y cada vez más, de página web [cuando el click de cerrar ya no es suficiente].

Siendo optimistas, consideremos que en un tiempo no muy lejano, podamos conocer a la generación "aprendí a pasar de la publicidad". Y no porque la publicidad sea malévola, sencillamente porque esto mismo moverá hacia la creatividad publicitaria, donde la gente se atreverá a hacer cosas diferentes para recuperar la atención perdida por el paso del tiempo, el cansancio de los consumidores y la falta de creatividad.

Esa generación que aprenderá a no tolerar que el 50% de sus pantallas esté tapizado de anuncios publicitarios; esa generación que aprenderá a apagar la radio cuando los anuncios duren más de un sagrado minuto; la generación que depositará el periódico en la basura cuando este contenga más páginas publicitarias que información. Esa generación que no estimará el engaño, la estafa, el abuso y las malas prácticas "comerciales".

Los medios necesitan vivir de algo, eso está muy claro, pero ¿es este el costo de acceder a la información y el entretenimiento? ¿mantenernos casi hipnotizados con bombardeos publicitarios que rayan en lo absurdo? Yo creo que no, desde hace un tiempo también se han ido viendo nuevas estrategias y técnicas publicitarias bastante efectivas que enganchan a la gente sin necesidad de tratarlos como a zombies, o en el peor de los casos, como animales irracionales.

Será cuestión de tiempo entonces, para que surja esta generación "aprendí a pasar de la publicidad", o para que los directivos, creativos y publicistas se planteen mejores formas de llegar al público sin ser molestos y ofensivos.

Por mi parte puedo decir que ya soy de esa peculiar y diminuta generación ¿Y tu?




Un saludo

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jueves, 24 de septiembre de 2009


Es necesario prescindir de la "imagen corporativa" de los gobiernos

por Wiliam Ajanel

A lo que la mayoría conoce como simple demagogia o populismo, yo me atrevo a designar como "imagen corporativa de los gobiernos". Y en verdad, resulta denigrante que los fondos del estado [es decir, nuestros impuestos] sean utilizados para mejorar la imagen pública de los gobernantes o políticos de turno; que se utilicen para alabar las glorias de los personajes bonachones, quienes han logrado el simple mérito de hacer su trabajo, cumplir con sus obligaciones. ¿O es que tenemos que soportar masivas campañas publicitarias para enterarnos de que el gobierno, efectivamente hace o sirve para algo? De la misma manera en que no esperaríamos un anuncio en televisión nacional para ser alabados por cumplir con nuestras obligaciones, resulta necesario prescindir de la imagen corporativa de los gobiernos.


Asesores profesionales de imagen [publicistas, comunicadores, mercadólogos, etc.], quienes no por pura filantropía realizan su labor, son contratados con los recursos que los ciudadanos han provisto al estado para crear espacios publicitarios, eso si, bajo seudónimos eufemísticos como por ejemplo: "La secretaría de comunicación del estado" entre otros, para "acercar" a la población los hechos y las obras que se realizan por medio del estado.

Y cuidado [si eres parte del equipo de gobierno] si haces una buena obra y no hubo cámaras, testigos o periodistas que tomaran nota del asunto. No es suficiente con que los beneficiados de los programas sociales del gobierno perciban el desarollo de la comunidad, resulta imprescindible que se realice una campaña de televisión, se monte un programa de radio entero y se entrevisten a los 150 habitantes de la aldea y al unísono exclamen: "Gracias a nuestro presidente/diuptado/alcalde/ por la construcción de nuestro parque/calle/puente, etc."

Basta de demagogia barata, de besar niños y abrazar ancianos con medio centenar de "periodistas" y asesores de imagen detrás. Y no hablo de la realización de programas sociales de ayuda [que algunos me parezcan cuestionables ya es otro tema] sino del platillo y bombo que pareciera ya parte de la agenda política de los gobernantes, si su trabajo es eficaz y útil, seguramente no resultará necesario convencer a nadie manipulando los medios, para que la gente sepa que están haciendo un buen trabajo. En cierto modo esto resulta tan ridículo como si yo enviase cartas y fotografías diarias a mi jefe para que "mire y se entere" de que hago bien mi trabajo. La efectividad se hace obvia... claro, cuando hay gobiernos efectivos y capaces.

Finalmente, no se en qué momento, se elevaron los estándares de calidad de imagen corporativa [en este caso no hablaré de empresas y compañías, que hacen más o menos lo mismo, la diferencia es que lo hacen con su dinero] ni se cuando se coló esta estrategia de comunicación entre las esferas políticas del gobierno, pero sin duda alguna, ya resulta cansado, innecesario y sobre todo costoso para la población, sostener un gasto fijo como la publicidad del gobierno y sus maravillosas campañas políticas disfrazadas de "ayuda social".

Como se dice en mi país: "Hay que tener un poco de sangre en la cara" y reconocer lo que se hace bien, y lo que no, pero para eso no hace falta publicidad, sencillamente una labor consciente y honrada ¿Será mucho pedir?



Un saludo

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El hambre no entiende de populismos
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martes, 22 de septiembre de 2009


1/0

Resulta complejo [y más aún para un servidor] no ponerse romántico en ocasiones como esta. Así es, amigos y no amigos, este pequeño espacio de opinión y variedades está cumpliendo su primer año.

Probablemente este año ha sido uno de los más fructíferos [siendo un poco egoísta] para mi salud intelectual, ya que por medio de los comentarios y las opiniones de las de personas que han visitado este humilde espacio, he ido ampliando cada vez más y más mi burbuja intelectual.


Para quienes han seguido de cerca el crecimiento de este proyecto [le llamo así para que suene más interesante] habrán notado el ligero cambio que han sufrido las temáticas y el enfoque del blog, ya que no se si irónicamente o por simples pretensiones, esto nació siendo una especie de intento de blog de poesía... los giros inesperados de la vida.

Mis más profundos agradecimientos a cada una de las personas que visitan frecuentemente el blog y para quienes lo leen por primera vez, espero encuentren alguna utilidad en los temas considerados.

Un especial agradecimiento a los amigos de Menéame, una de las redes sociales con más éxito en español, y donde pude canalizar y cosechar muchas de las ideas que aquí expongo; a pesar de algunas dificultades, sería una total ingratitud no reconocer que gracias a esta red social tuve una difusión considerable en el ámbito español y latinoamericano. Así mismo quiero agradecer a los amigos de Chuenga, que me han brindado apoyo y difusión de este lado del charco. No podría recordar a cada una de las redes sociales y amigos bloggers que han compartido los contenidos que aquí se generan, pero para cada uno de ellos, muchas gracias también.

Y para finalizar dar las gracias a cada uno de mis amigos, que con sus consejos y apoyo, he logrado construir este pequeño espacio donde lo más importante es la búsqueda de la razón, la opinión constructiva y la interpretación del mundo que nos rodea.

Seguimos adelante.

Wiliam Ajanel

martes, 8 de septiembre de 2009


El cuento del rey vanidoso, y su traje invisible que los estúpidos no podían ver

por Wiliam Ajanel

No recuerdo haber leído o escuchado este cuento en mi niñez, pero me parece digno de ser recordado y divulgado, para intentar comprender las actitudes humanas desde la vanidad del hombre, el orgullo y la ignorancia.

El cuento fue escrito por el danés Hans Christian Andersen en 1837, y traslada un mensaje muy particular hacia los niños [ya que venía incluído en una obra llamada: Cuentos de hadas contados para niños] pero que sin duda golpea la arrogancia adulta al llamar la atención sobre lo convencidos que nos encontramos en ocasiones de nuestros propios engaños. El cuento finalmente dice algo como lo siguiente [resumido y en lenguaje sencillo]:

Había un pueblo donde vivía un rey, que a pesar de gozar de todas las comodidades se preocupaba mucho por una sola cosa: Su manera de vestir.

El rey gastaba su fortuna en obtener los más preciosos y finos trajes, para verse como una persona distinguida y elegante, tenía tantos trajes que podía vestir uno diferente a cada hora del día, tanto que la mayor parte del tiempo lo pasaba en su vestuario real.

Un día, en el pueblo de este rey vanidoso, a donde llegaba mucha gente de distintos lugares, se presentaron un par de hombres, pícaros estafadores que habían escuchado de la fama de este rey vanidoso y su desmedido afán por el buen vestir.

Al presentarse delante del rey, afirmaron poder confeccionarle a su majestad, el traje más hermoso que pudiera imaginar, con los colores más bellos y la tela más suave y delicada que jamás haya existido; aunque lo más espectacular de dicha prenda, era que no podía ser vista por gente que fuera inepta para su cargo, o que fuera irremediablemente estúpida.

Fascinado por la idea, el rey concluyó que tener dicha prenda tan hermosa y tan útil, le ayudaría a comprobar quienes de sus súbditos no eran aptos para sus cargos y que personas eran tontas y cuales no, razón por la cual decidió adquirir el traje especial.

Enviando a sus empleados a abonar una fuerte cantidad de dinero a los pillos, estos montaron un pequeño taller ficticio donde se suponía que elaboraban la prenda con las telas más finas del reino y el oro que ellos mismos se robaban en su brillante engaño.

Afanado por el trabajo final, el rey decidió enviar a sus empleados nuevamente para observar el progreso del trabajo, ya que al conocer la particularidad de la tela, invisible a los ineptos y estúpidos, quería comprobar que su gente misma estuviera capacitada para ver la tela; no era porque tuviera temor de que el mismo no pudiera ver el traje.

Finalmente, los empleados, que al no poder ver el traje, pero por temor a perder su cargo, dieron buenas noticias sobre el nuevo traje del rey, quien finalmente pudo vestir su asombrosa prenda.

En un intento por hacer más real el hecho de vestir un traje invisible, lo pillos y empleados del rey simularon incluso ayudarle a ponerse la prenda, unos por pillos, y los otros por hipócritas.


Finalmente el rey salió a la calle a mostrar su hermoso traje, frente a toda la gente del pueblo, que de antemano estaba enterada de las propiedades del traje invisible, y al notar que la mayoría no podía ver el traje invisible, no hicieron más que aclamar al rey y alabar la hermosura del traje invisible.

Hasta que un niño del pueblo observó al rey y sin temor alguno expresó:

¡Pero si va desnudo!

Seguidamente el público comenzó a murmurar y finalmente cada uno de los habitantes del pueblo repetía la frase del niño.

El rey pudo notar el alboroto y supo entonces que la gente finalmente había entrado en razón y descubierto la verdad, sin embargo, con la frente en alto finalizó su caminata a través del pueblo.

Fin.



Fuentes

La historia la leí hace un par de días navegando en la web, finalmente leí este enlace de la Wikipedia y también este enlace donde se encuentra el cuento completo


Imagen de la Wikipedia

martes, 1 de septiembre de 2009


Cum hoc ergo propter hoc; mezclando el agua y el aceite

por Wiliam Ajanel

Este término latín [queda muy bonito en el titular y decidí dejarlo tal cual] se puede traducir a lenguaje muy sencillo como: "Luego, por causa de esto" y resulta una falacia lógica, en la cual se presume de relación directa y consecuente de un acontecimiento respecto a otro, es decir, que se relacionan dos o más eventos paralelos para intentar explicar las razones y las causas de los acontecimientos actuales, aunque en realidad no tengan nada que ver el uno con el otro, o como se dice por ahí: Mezclar el agua y el aceite.


Su uso resulta bastante común, aunque pocos lo entienden como una falacia, y se interpreta como un fenómeno causal, justificado en muchas ocasiones por la fuerza circunstancial que empuja al individuo a generar conclusiones apresuradas sobre los hechos que le rodean. Es por esto que resulta muy común asociar eventos de actualidad, y se intenta a toda costa unir líneas de hechos paralelos para intentar justificar posturas, actitudes y decisiones, que parten de un razonamiento errado.

Siempre existirá gente interesada en generar este tipo de argumentación falsa, evidentemente procuran asociar hechos en un línea de acontecimientos particulares y familiarizables, para dar mayor consistencia a sus falacias y no ser sorprendidos tan fácilmente, un cum hoc ergo propter hoc, se puede originar desde los medios, las esferas políticas, el mercadeo, etc. El principal componente de este tipo de falacia son los supuestos, que al cobrar fuerza considerable entre la opinión popular [ad populum] luego pasa a considerarse como cierta.

A disposición dejaré estos ejemplos de cum hoc ergo propter hoc, para facilitar su interpretación:

a) Uno de los casos más recientes donde se aplicó el cum hoc ergo propter hoc, fue en el manejo de la crisis sanitaria que generó la ya famosa gripe AH1N1, que inicialmente se conoció como gripe porcina; seguidamente se originó una paranoia generalizada que relacionaba dicha gripe con el consumo de productos del cerdo, es porque la gente por simple asociación de ideas llegó a dar por sentado que la gripe y los cerdos, guardaban una relación causar y directa, cosa que hoy sabemos, es totalmente errónea y falsa.

b) Hace unas pocas semanas se originó una crisis y tensión política entre países del sur de América, concretamente entre Venezuela y Colombia, dicha crisis se basa en el supuesto de que como las fuerzas armadas estadounidenses están colocando campamentos en territorio vecino, el gobierno de Venezuela ha manifestado que ve amenazada su soberanía, cosa que aún no ha sido comprobada, más que por una aparente evidencia anecdótica [que resulta ser otra falacia lógica que en otra ocasión analizaremos] de conflictos ideológicos y políticos, y que bajo este razonamiento, concebido falazmente [independientemente de las tensiones] se justifican acciones diplomáticas e incluso se habla de reacciones militares, compra de material militar y armamento a otros países, etc, que apoyan la idea de que ambos acontecimientos guardan una relación directa.

Son ejemplos actuales, muy simples si se quiere, pero que dejan apreciar la lógica errada que se maneja en aspectos importantes para la sociedad, y de los cuales debemos estar alertas en tanto que se dejen entrever, para el uso correcto de la razón y la lógica.

Un saludo.

Si te pareció interesante este artículo puedes leer la serie sobre argumentaciones y falacias lógicas en este enlace